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Cuando Israel volvió a invadir la zona en 1982 había habido una buena dosis de violencia previa en la
frontera, toda por cuenta de los israelíes. Hubo un alto el fuego, patrocinado por EEUU que la OLP
respetó escrupulosamente, renunciando a las acciones que traspasaban la frontera. Israel por su parte,
llevó a cabo miles de acciones provocadoras, incluyendo el bombardeo de objetivos civiles, para tratar de
que la OLP interviniera y poder tener una excusa para la invasión.
Es interesante ver cómo se relató este período en la prensa estadounidense. Todo lo que apareció fueron
relatos de bombardeos de la OLP a asentamientos israelíes, una parte tan sóio de la verdadera historia, y
en el año previo a la invasión ni siquiera eso.
La verdad fue que Israel bombardeó e invadió el norte del país y la OLP no respondió a los ataques. De
hecho estaban buscando un acuerdo negado. El relato periodístico de los años precedentes era similar,
como yo denuncié en reiteradas ocasiones, sin ningún resultado, por supuesto.
Sabemos lo que sucedió después de que Israel invadiera Líbano. Fueron forzados a tomar esta
determinación por lo que denominaban «terrorismo», o lo que es más apropiado, la resistencia de la
gente que no estaba dispuesta a acobardarse. Israel tuvo éxito en inspirar un movimiento fundamentalista
sin posibilidad de control.
Se quedaron en el sector sur, que empezaron a llamar «zona de seguridad», aunque no había ninguna
razón para creer que tenía algo que ver con la «seguridad». Simplemente era la huella de Israel en el
territorio. Ahora está controlada por un ejército mercenario, el Ejército del Sur del Líbano, respaldado por
el propio Ejército israelí. Son brutales, y tienen unas eficaces salas de tortura.
No podemos conocer todos los detalles porque siempre se han negado a ser inspeccionados por la Cruz
Roja Internacional o cualquier otro organismo. Pero se han llevado a cabo investigaciones por comités de
derechos humanos, periodistas y otros grupos independientes, así como de algunos grupos israelíes, que
atestiguan su brutalidad. Hubo incluso un soldado israelí que se suicidó porque no podía soportar lo que
estaba contemplando. Otros escribieron a su propia prensa para contar lo que estaba pasando.
El campamento principal es el de Ansar. Está situado en la ciudad de Khiyam, como recordatorio de la
matanza perpetrada allí por los israelíes en 1948. En 1978 la milicia de Haddad reaiizó una nueva
masacre bajo la mirada del Ejército israelí, después de años de bombardeos destinados a los pobladores
libaneses que no querían «cooperar» con el Ejército del Sur del Líbano.
En esto consiste la «zona de seguridad».
- Israel deportó a grandes cantidades de palestínos al Líbano entre 1970 y 1980. ¿Por qué ha cambiado la
actitud libanesa? ¿Por qué se niegan ahora a aceptarlos?
- No hace mucho que se niegan. Si Israel deporta palestinos en helicóptero y los abandona en las afueras
de Sidon, Líbano no puede rechazarlos. Pero creo que esta vez Israel ha cometido un error táctico. La
deportación de los 415 árabes-israelíes de diciembre del 92 va a traer graves consecuencias para ellos.
Según la prensa israelí, esta deportación en masa se realizó al azar, una forma brutal de castigo colectivo.
Leí en Ha'aretz, el principal periódico israelí, que la Shabak, la policía secreta, tenía sóIo seis nombres de
personas que pudieran comportar algún riesgo, y añadieron uno más, el séptimo, cuando el gobierno
laborista de Rabin les pidió un mayor número. Los otros 400 fueron añadidos por el propio gobierno sin
ninguna información policial.
De forma que no exisria razón alguna para creer que los deportados pertenecieran a Hamas, la
organización islámica fundamentalista. De hecho Israel deportó a la práctica totalidad de una facultad de
cierta universidad islámica. La mayoría era, pues, intelectuales, gente involucrada en programas de tipo
social, etc.
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Pero coger a este tipo de gente y llevarles a las montañas del sur del Líbano, donde hiela en invierno y
hace un calor espantoso en verano, no iba a quedar muy bien delante de las cámaras de televisión. Y eso
es lo único que importa. Porque Israel no los va a traer de vuelta a no ser que reciba una gran presión
internacional.
- He escuchado a Steven Solarz, antiguo diputado en el Congreso por Brooklyn, en la BBC. Dice que el
mundo aplíca un doble rasero: 700.000 yemeníes fueron expulsados de Arabia Saudita y nadie díio una
palabra, lo que es verdad; 415 palestínos son deportados de Gaza y la Franja Oeste y todos se ponen a
gritar.
- Todos los estalinistas dicen lo mismo: «mandamos a Sajarov al exilio y todo el mundo empezó a
vociferar». ¿Cuál de estas barbaridades es peor? Siempre hay alguien que ha hecho algo peor. ¿Por qué
no usar el mismo principio con este imitador de Stalin? Además hay una diferencia: los yemeníes fueron
deportados a su propio país, y los palestinos de su propio país. ¿Reclamaría Solarz que todos nos
mantuviéramos en silencio, en el caso de que él y su familia fueran deportados al desierto de México ?
- La actitud de Israel hacia Hamas ha evolucionado con el paso de los años. ¿Al principio les favoreció,
no? [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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